jueves, 18 de julio de 2019

Reseña de The Lion King: Ciclo vacío

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Emocionado es subestimar lo que sentí cuando vi el primer póster y trailer de esta versión de The Lion King. No solo estaban "remaking" una de mis películas favoritas de todos los tiempos, sino que se veía asombrosamente hermosa. Al ser esencialmente una película sagrada como maná bajado del cielo en mi hogar, las expectativas estuvieron cuando entré por la sala. Dicho esto, lo que nos entregan es algo más vacío que no completa el "Circle of Life".

En caso de que no hayas visto el original del 1994, la historia es exactamente la misma. Simba (JD McCrary) es un cachorro que vive en Pride Rock, hijo del gobernante de la tierra, Mufasa (James Earl Jones). Simba piensa que ser rey es divertido y que puedes hacer lo que quieras, pero Mufasa intenta enseñarle sobre la responsabilidad y lo que significa vivir en equilibrio con la naturaleza dentro del "Circle of Life". Sin embargo, el hermano de Mufasa, Scar (Chiwetel Ejiofor), tiene su ojo en el trono y trama un complot para robárselo. Esto eventualmente obliga a Simba a exiliarse, donde se convierte en un adulto (Donald Glover) con sus amigos despreocupados Timon (Billy Eichner), un suricata, y Pumbaa (Seth Rogen), un jabalí. Sin embargo, una vieja amiga del león, Nala (Beyoncé Carter-Knowles) lo encuentra y trata de que este vuelva a casa, desafíe a Scar y asuma el lugar que le corresponde como rey.

Lo bueno:

Los efectos especiales: El fotorrealismo presentado en esta película es un hito técnico. Al igual que en The Jungle Book (la cual también fue dirigida por Jon Favreau), tienes que seguir recordándote que nada de lo que está en pantalla existe y que todo; hasta las gotas de agua y las hojas en los árboles fueron creadas a computadora. Como mínimo, este remake empuja la bola hacia adelante en lo que podemos hacer con efectos especiales y especialmente con la realidad virtual, ya que se utilizó la para llevar a los operadores de cámara al espacio virtual de la sabana. Si The Lion King gana el Oscar para mejores efectos especiales, probablemente se lo merezca por los méritos técnicos de lo que lograron.

Timon y Pumbaa: Uno de los aspectos más destacados de The Lion King son Billy Eichner y Seth Rogen como Timon y Pumbaa. Esta versión de la película ha modernizado algunas de las líneas de los personajes para reflejar las tendencias actuales y los dichos populares. La voz áspera y profunda de Rogen es un complemento perfecto para la personalidad de Pumbaa y, por supuesto, tiene su risa característica. El Timon de Eichner coincide más con su personalidad y humor en comparación con el Timon de Nathan Lane. Pero juntos, estos dos son magia y hacen que la película sea mucho más divertida por eso mismo. Cada vez que estos dos personajes están en pantalla, es una delicia.

Scar: Es difícil ganarle a Jeremy Irons como la voz de Scar. Su voz serpentea por tus oídos hasta que se te ponen los pelos de punta porque aunque el león hace pensar a los demás que es más débil, uno sabe que Scar tiene la situación controlada al 100%. Chiwetel Ejiofor hace lo más que puede por empatar esto y, por la mayor parte, logra hacer a Scar suyo. Al traer rasgos de geopolíticas a la mesa, Scar se convierte en un personaje más maquiavélico que en la original (si eso fuese posible) y con la voz segura de Ejiofor no solo vemos a un Scar que quiere obtener el trono, pero que hará todo lo humanamente posible por mantenerse ahí.

Lo malo:

No reconfiguran la historia: Llamémoslo como es: es muy difícil apartarse de una película clásica y todo lo que viene con ella. En su naturaleza, el formato de esta película, un recuento casi frame por frame, no un 'reimagining', hace que la visualización distraiga y sea aún más decepcionante. Cualquier remake va a evocar comparaciones inevitables con la película que vino antes, pero lo que Favreau parece haber olvidado desde su tiempo en The Jungle Book es la necesidad de distinción. El problema de esta película, al igual que el remake de Psycho del 1998, es que se aferra tanto a la original, que deciden hacerlo shot-for-shot, y para eso preferíamos quedarnos en casa. Al igual que el joven Simba entrando en la enorme huella de su padre Mufasa, el director de Iron Man y su equipo miran con devoción y reverencia hacia su preciado predecesor pero parece que no puede distinguir cómo extender la historia y traer elementos nuevos.

No hay inversión emocional: El punto de ver a Simba subir por Pride Rock bajo la lluvia aceptando su rol como rey y guardián de todos los animales de la selva (esto no es un spoiler. La película estrenó hace 25 años) debió haber sido un momento triunfante. Todo lo que el ha aprendido a lo largo de la película llega a ese momento en particular donde el acepta quién es, sus faltas y su responsabilidad en restaurar el balance. Pero, ¿qué pasa si la película le dio "fast-forward" a todas las escenas que este debió haber aprendido esas lecciones? Al hacer esto, la inversión emocional que uno le tendría a este personaje se convierte nula porque simplemente no se tomaron el tiempo en que Simba pueda aprenderlas. Y eso es de las cosas más decepcionantes/frustrantes de la película, porque además de que ya sabemos como esto se hizo anteriormente, el hecho de que básicamente hicieron una versión Xerox de la original excepto unos cantos de diálogos clave que pone al resto de la película en marcha.

Expresiones faciales de los animales: Con todo sobre lo que hablamos sobre los efectos especiales, a veces esto se convierte en una muleta en lugar de un arma dentro del arsenal del director. El énfasis en el fotorrealismo significa que se pierden los dramatismos y la teatralidad que la película necesita para prosperar. Por ejemplo, los leones no tienen muchas expresiones faciales. No son como los monos, donde puedes obtener muchas expresiones de sus caras. Si bien Favreau se inclina con fuerza en las actuaciones vocales para transmitir las emociones de la escena, no puede cambiar el hecho de que la cara de Simba en su aspecto más triste se parece mucho a Simba en su momento más feliz.

Lo feo:

La escena del pelo flotante: No hay mucho que decir sobre esta escena. Si viste la película, sabes la que estoy mencionando. Simplemente dura demasiado. Entiendo lo que querían insinuar con esto y como se relaciona con el tema mayormente abundado en la película, pero que dure alrededor de cinco minutos me mató. Ese fue el momento preciso que ponché de esta película.

The Lion King es una hazaña para efectos especiales realistas, pero tiene poco más que ofrecer aparte de Timon y Pumbaa y Scar. Esta nueva versión casi no agrega nada nuevo a la película original, y es el "cash-grab" más deslumbrante y obvio de Disney desde que empezaron a aparecer estos remakes de sus películas clásicas. Y aunque soy fiel defensor de que cualquier película puede tener un remake (mira lo que pensé de A Star is Born), para esta fue bien difícil separar lo que hemos conocido por 25 años de lo que nos estaban presentando en la pantalla. Si el público nunca ha oído hablar de la película animada original o la ha visto, esta película pudo haber asombrado a muchos, pero para aquellos que han visto la película original o posiblemente se han obsesionado con ella durante muchos, muchos años (incluyéndome), es un fracaso creativo. 

Rating: C-

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