Cuando Disney anunció que estaba haciendo una película sobre el famoso amigo humano de Winnie the Pooh ya adulto, el proyecto naturalmente hizo comparaciones con Hook, es decir, la propia película de Steven Spielberg sobre un ícono literario infantíl convirtiéndose en un adulto. Sin embargo, en lugar de empantanarse en las nociones de realismo versus imaginación que tiene la película de Spielberg, Marc Forster interpreta su guión lo más directo posible, pidiéndonos que reconozcamos que Pooh y sus amigos son completamente reales y que necesitan la ayuda de su viejo amigo Christopher. Robin. Es simple, adorable y funciona.
Christopher Robin (Ewan McGregor) ha dejado al Hundred Acre Wood, sus amigos y su inocencia hace un tiempo atrás. Ahora como adulto trabaja para una compañía que enfrenta dificultades financieras a menos que Christopher recorte el 20% del presupuesto, lo cuál implica que perdería aún más tiempo familiar, para el disgusto de su esposa Evelyn (Hayley Atwell) y su hija Madeline (Bronte Carmichael). La vida del protagonista cambia cuando Winnie the Pooh (Jim Cummings) no puede encontrar a sus amigos, y viaja a Londres para obtener la ayuda de su viejo amigo que no ha visto por un tiempo largo. Incapaz de rechazar a su viejo amigo, Christopher regresa al bosque para encontrar a Tigger (Cummings otra vez), Eeyore (Brad Garrett), Piglet (Nick Mohammed) y al resto de la pandilla mientras intenta arreglar la brecha con su familia .
Lo bueno
Dulce inocencia con un toque maduro: La palícula proporciona una historia que valga la pena y que le habla tanto a adultos como a niños por diferentes motivos, aunque no está estrictamente dirigida a a ninguna de las dos demografías directamente. Al igual que hizo David Lowery con la versión más reciente de Pete's Dragon, la película Winnie the Pooh de Forster es capaz de lidiar con problemas serios de adultos de una manera reflexiva, mientras adhiere a un tono juguetón constante durante todo su tiempo de ejecución. Esto, a su vez, permite a la película adoptar una apariencia y sensación más contemporánea,al igual que transmitir la inocencia de la películas animada de Disney y los libros clásicos de A.A. Milne.
Ewan McGregor: A sus 47 años, Ewan McGregor (que también participó de la nueva adaptación de Beauty and the Beast del 2017) todavía tiene un estilo juvenil y un destello potencialmente malicioso en sus ojos. Él de todo corazón hace que el espectador crea en lo imposible al poder balancear tanto las escenas más cómicas como las más dramáticas con facilidad. El desarrollo que experimenta su personaje -si su esposa e hija significan más para él que nada, ¿por qué constantemente pone su trabajo delante de ellos?- cuerda con lo real, y McGregor cumple una función que lo obliga a moverse entre su adulto abotonado con obligaciones obligaciones y la alegría de dejarse llevar y divertirse.
Jim Cummings: Pocos conocen su nombre, pero muchos conocen su voz. El actor lleva interpretando a Pooh desde el 1988 y a Tigger desde el 1989 y prácticamente no ha parado de hacerlo. Entrando a su tercera década de interpretar a ambos personajes, Cummings sigue brindándole la inocencia y sabiduría necesaria al osito más famoso y un tono lúdico a su amigo felino. Brad Garrett, Nick Mohammed y Peter Capaldi hacen un excelente trabajo como Eeyore el burro, Piglett el cerdito y Rabbit, pero es Cummings quien se roba el show, especialmente como Pooh. ¿Qué más se puede decir? La voz del actor es como miel para nuestros oídos (este juego de palabras fue auspiciado por nadie).
La cinematografía: De la parte técnica de la película podríamos hablar de lo espectacular y real que se ven los personajes animados (de que fácilmente son de los mejores efectos especiales este año en nuestra opinión) o de lo dulce que es la música. Dicho esto, la cinematografía de Matthias Koenigswieser es simplemente hermosa. Este pinta el mundo de los personajes en matices apagados entre el juego de colores y luz, creando a su vez un retrato vintage de la niebla de Londres y de la sector rural inglé que se siente sensato pero fantástico a la misma vez. La toma de la película que nos capturó es una simple y sencilla: se ve la mano de Pooh extendida tocando el trigo mientras que Christopher Robin está caminando más adelante. Es una toma muy parecida a una en Gladiator, pero es la que nos hizo oficialmente pensar en que la mezcla entre los efectos especiales, los personajes reales y todo lo demás podían coexistir en la misma película y eso hizo toda la diferencia.
Lo malo
Montaje al principio: Similar al montaje de Up, la película hace un brinco en el tiempo para entender la transición Christopher Robin y cómo llegó a ser el adulto que es hoy día. Sin embargo, no fue tan efectivo cuando lo comparas con la película animada. Sí tiene sus momentos que simpatizas con el protagonista y su situación, pero la forma en que lo editaron fue un poco más flojo y no tiene el efecto completo que quizás querían presentar.
Se arrastra un poco a mitad de película: Hay una sección de esta película que involucra a unos heffalumps y woozles, elefantes y comadrejas fantasmagóricos que acechan a los residentes del Hundred Acre Wood, que simplemente se siente demasiado alargada y le resta a otras cosas más importantes que están sucediendo. Entendemos que sí ayuda a que la historia en general llegue a donde debe ir y al desarrollo del personaje de Christopher, pero se demora cinco o diez minutos de más.
Lo feo
Las emociones no siempre están presentes: Tal vez solo sean las expectativas que traímos, pero esperabamos llorar. Y no solo llorar como "una lágrima rodó por mi cara", sino llorar fuerte, duro y feo. Simplemente nunca llegamos a ese punto porque no creemos que la película nos haya traído emocionalmente allí de manera efectiva. Nunca llegaron a ese punto exacto en el que sentíamos que Christopher podía perder todo y decidieron quedarse en lo fácil aún teniendo temas más adultos dentro de ella. Existe la posibilidad de que las personas que vean esta película puedan llorar y eso está más que bien. Simplemente, nunca llegamos a ese estado emocionalmente hablando.
En un verano lleno de películas de superhéroes, guerras galácticas, dinosaurios genéticamente modificados y misiones imposibles, fue un buche de aire fresco ver una película familiar donde sientes que estas visitando a un viejo amigo sin la preocupación de que algo catastrófico para el mundo ocurra. Es una película más tranquila y lenta que otras películas para niños en este momento, pero también una que puede dejar una impresión más fuerte en ellos y tomar un nuevo significado, cuando la vuelvan a visitar más adelante en la vida. Al mismo tiempo, los adultos pueden sacar al niño que llevan adentro para volver a ver al osito curioso y su banda de amigos y sentir que nunca dejaron su inocencia atrás.
Rating: B
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