Las 10 de los 2010s: Las mejores películas de la década

Cuando piensas en las mejores películas que se lanzaron en la década de los 2010s, surgen algunas tendencias. Indies de pequeño presupuesto finalmente vuelven a la popularidad (ya no son solo para las casas de arte, y afortunadamente). Las franquicias exitosas de gran presupuesto son cada vez menos, y las que quedan son, en su mayor parte, hechas para asumir riesgos creativos y mantener las cosas frescas, diversas e inclusivas. Dicho todo esto, fueron diez años fuertes y buenos en el cine y estas son algunas de las mejores películas lanzadas en la década de 2010.

Como toda lista que hacemos en esta página, estas fueron escritas en un papel para cada integrante y se hicieron un ranking usando promedios, convenciendo y chantajeando uno al otro. La lista es nuestra opinión sincera y no la lista definitiva de todos los tiempos. Sabemos que hay personas que tienen opiniones diferentes y está más que bien y que todas las películas son subjetivas. Además, nos concentramos únicamente en las películas que están entre el 2010-2019 y que fueron nuestras preferidas de cada año individualmente.

Menciones honorables: Toy Story 3, 50/50, The Avengers, This is the End, Guardians of the Galaxy, Spotlight, Sing Street, Logan, A Star is Born y Knives Out

The Social Network (2010)

"La película", como los ejecutivos de Facebook todavía la llaman indignados de su existencia, marcó la pauta para la década tanto en la película como en la metanarrativa tecnológica. El mejor guión de Aaron Sorkin ha trabajado hasta el momento, una pesadilla suave como la piel de un delfín, y la mejor actuación de Jesse Eisenberg en toda su carrera, la paranoia megalomaníaca en sus orígenes resbaladizos más deliciosos, clavados (espiritualmente, si no del todo real) de Facebook y presagiaron sus ataques a la privacidad, la democracia y la conciencia. Todo eso se completó con una banda sonora de horror tecno-industrial de Trent Reznor y Atticus Ross como unos de los compositores de la década. Hand Covers Bruise, la canción de apertura, que subraya el deslizamiento de Mark Zuckerberg entre los dormitorios de ladrillo rojo de Harvard con un presagio sombrío, podría ser la banda sonora de la década. Nosotros, la gente, somos el piano solitario, tocando nerviosamente en primer plano, esforzándonos por una melodía. Un zumbido nervioso e inquietantes explosiones de bajos (escándalos, notificaciones, atrocidades) nos ahogan lentamente, hasta que todo lo que queda es discordancia, desunión, devolución.

Moneyball (2011)

Las películas de deportes tienden a favorecer las historias agradables con finales limpios y felices, desde Rudy, Rocky hasta Remember the Titans. Las películas que exploran el otro lado de los deportes, el lado desordenado, inacabado e imperfecto, son más raras, pero están ahí: considere la  conclusión devastadora de Million Dollar Baby. Moneyball, la excelente adaptación cinematográfica del libro de Michael Lewis, cae directamente entremedio de ambas categoría de películas deportivas: es una película que se siente mal por como termina... hasta cierto punto. La peliícula logra invertir las sesiones de sus personajes en la pizarra o en la pantalla de la computadora con más dramatismo de lo que cabría esperar de una película dentro de este género. No es necesario saber exactamente cómo funciona el sistema de cálculo de números de Billy Beane y Peter Brand para comprender que estos son dos hombres cautivados con la posibilidad de construir un gran club de pelota y, si tienen suerte, cambiar la forma en que un gran equipo es construido. Moneyball es una comedia de amigos cruzada con un drama de oficina: en el fondo está la relación entre el lacónico pero de mal genio Billy y el tímido pero brillante Peter.

Argo (2012)

Argo es más que un recuento de una historia real de espionaje estadounidense: también es una carta de amor al poder salvavidas de las películas. ¿No lo crees? Míralo desde esta perspectiva: para tener éxito, el plan de Tony Méndez requiere una buena y antigua magia de Hollywood: antes de dirigirse al este a Teherán, primero viaja al oeste a Los Ángeles, donde se une con un maquillador y un productor para ayudarlo a cocinar su historia de ciencia ficción. Encuentran un guión que nadie quiere llamada Argo, compran los derechos, crean una compañía de producción falsa, hacen una lectura de mesa, colocan un anuncio en Variety, y antes de que se den cuenta, la gente está golpeando su puerta para participar en la película. Por incrédulo que parezca, definitivamente sucedió (hasta cierto punto) y salvó la vida de varias personas atrapadas en la Embajada de Canadá en Irán. Affleck hace muchas bromas a expensas de Hollywood en estas escenas, pero se toma muy en serio el poder de las películas. Argo no era una película real, pero en Hollywood, ¿qué es real de todos modos? Todas las películas son falsas. Daniel Craig no es un espía apuesto, Robert Downey Jr. no es un inventor maestro con un traje robótico superpoderoso, y aunque sus películas parecen documentales, Katie Featherston no está poseída por un demonio. Estos sueños se hacen realidad a través del poder de las creencias colectivas, tanto por aquellos detrás de la cámara como por aquellos que están sentados frente a la pantalla.

12 Years a Slave (2013)

La adaptación de Steve McQueen del libro del 1853 de Solomon Northup, que detalla cómo el autor, un hombre negro libre, fue secuestrado, vendido como esclavo y sobrevivió para contar su historia, no es simplemente la memoria de un esclavo. Es una crónica visceral, violenta e inquebrantable de la institución de la esclavitud misma, y cómo destruyó sistemáticamente a hombres, mujeres, familias, generaciones y el fundamento moral de una nación. Un artista visual antes de comenzar a hacer largometrajes, el director británico tiene la habilidad de encontrar momentos extraños y fugaces de belleza en la historia de Northup, todo lo cual hace que sus inquebrantables escenas de horrores históricos sean mucho más una pesadilla. Ver la cara de Chiwetel Ejiofor mirar desde el horizonte a la cámara, mirando a los espectadores con una mirada suplicante, es sentir décadas de un colapso del pasado maldito en un instante.

The Lego Movie (2014)

Phil Lord y Chris Miller convirtieron lo que podría haber sido un cash-grab corporativo sin alma en una oda histérica y extática a la creatividad. The Lego Movie no debería ser tan buena como es, y sin embargo, el humor irreverente e inteligente de Lord y Miller, el derribo subversivo de la película del viaje del héroe y una canción temática indiscutiblemente pegadiza hacen que sea una experiencia inolvidable. La película sigue a Emmet (Chris Pratt), una figura normal de LEGO que le encanta seguir las reglas, que se identifica erróneamente como The Special: el elegido que ha sido profetizado para salvar el mundo. Un rechazo audaz y visualmente inventivo de la conformidad, The Lego Movie muestra que es posible hacer algo original con juguetes populares que no fueran los de Toy Story.

The Martian (2015)

Si bien es, sin duda, uno de los grandes directores de los últimos 40 años, hay algo un poco amargo en la mayoría de las películas de Ridley Scott. Lo que hace que The Martian sea una sorpresa tan maravillosa. Tal vez la película feel-good del 2015, su premisa de un astronauta varado solo en un planeta hostil no parece prestarse fácilmente a la alegría. Y sin embargo, aunque no la llamarías una comedia, las risas son frecuentes y veloces, gracias al toque ligero de Matt Damon (y al resto del elenco) y la escritura inteligente de Drew Goddard. Y a Scott, que de manera inusual deja que esos momentos transcurran en medio de toda la ciencia dura y concreta.

La La Land (2016)

¿Un musical como una de las mejores películas de la década? Claro que sí. Damien Chazelle dirige este apasionante romance de canciones y bailes como si se hubiera inventado el cine para que él tocara, y para que nosotros nos dejáramos llevar por él. Emma Stone y Ryan Gosling alcanzan su punto más alto como amantes que intentan hacer realidad sus sueños creativos en las calles malas y temerosas del arte de New Hollywood. La La Land la batea hacia las cercas y bateó un jonrón más de 575 pies de Babe Ruth en Detroit. Chazelle pone su corazón y alma ahí, donde los hipsters pueden burlarse de él como algo trágico. Él no es. Es algo innovador que demostró mientras dirigía Whiplash, un nuevo talento que pone la técnica al servicio de los sentimientos y hace que el futuro de la película parezca una perspectiva brillante.

Get Out (2017)

Jordan Peele no siempre fue un maestro de terror en ascenso: un experimentador ágil y elegante capaz de fusionar las fricciones del mundo moderno (conflictos raciales, inmovilidad de clase) con las piedras de toque de género (fíjate cómo mezcló hábilmente al tropo de Final Girl en Us). Con Get Out, Peele revolucionó las convenciones del horror, viajó profundamente en el interior retorcido de nuestras mentes y proyectó lo que muchos negros habían sospechado durante mucho tiempo pero temían decir en voz alta: alguna gente blanca están locos pa'l carajo. A primera vista, la historia de Chris Washington (Daniel Kaluuya) y Rose Armitage (Allison Williams) es simple. Un chico conoce una a chica. Chica invita al chico a conocer a su familia durante el fin de semana. Solo que los Armitages no son una familia liberal blanca (¿o sí?). La película, como las mejores dentro del género, se inclinó hacia la realidad. Fue un thriller social lleno de paranoia racial pero anclado en el temor cotidiano. Get Out fue más que un éxito de taquilla; Peele se convirtió en su propio Dr. Frankenstein, inyectando al género nuevos matices y finalmente mostrando que el horror podría ser más de lo que esperábamos.

A Quiet Place (2018)

El que nos conoce, sabe que no somos super amantes del cine de terror (aunque el poner Get Out como la mejor del 2017 podría mostrar lo contrario). Dicho esto, A Quiet Place es una película excelente de terror y suspenso que lucha con problemas serios al igual que otras preocupaciones de una manera significativa y conmovedora. En las manos de un cineasta como John Krasinski (quién también co-escribió y co-protagonizó la película), la película se eleva al 1000% gracias al libreto, las actuaciones (en especial la de Emily Blunt) y la atmósfera que se presenta. Al ver esta película, la audiencia es parte de la película y no querrás decir ni pío para que los monstruos no te vengan a buscar. El utilizar este concepto simple a su favor hace que A Quiet Place sea una película de terror a la que muchos imitarán, por lo menos, por la próxima década.

Marriage Story (2019)



El divorcio es un cataclismo que destruye tanto al pasado, presente y futuro, así como lo obliga a uno a reconfigurar su propio sentido de sí mismo, y Marriage Story de Noah Baumbach captura esa agitación con autenticidad y perspicacia. La separación del director de teatro de Brooklyn Charlie (Adam Driver) y la actriz Nicole (Scarlett Johansson) comienza con intenciones amistosas, pero pronto se convierte en una guerra legal costosa y traumática que se lleva a cabo por abogados despiadados e interesados ​​(Laura Dern, Ray Liotta), y deja al joven hijo de la pareja Henry (Azhy Robertson) en medio de un tira y jala figurativo (y, en un momento, literal). Su subsiguiente lucha por la custodia se centra en la costa a la que su hijo llamará hogar, y las agudas escrituras y visuales de Baumbach, llenas de primeros planos de dolor y furia, y composiciones remotas que separan y aíslan a sus protagonistas a la deriva, localizan la forma en que esa batalla inevitablemente deforma lo que alguna vez fue bueno, dejando solo resentimiento y ruina a su paso. Ninguna película sobre el tema ha sido tan fiel a la vida, y gran parte del crédito por ese triunfo recae en Driver y Johansson, cuyas superlativas actuaciones de duelo: heridos y justos, tristes y furiosos, y marcados por sus respectivos números musicales, son tan sutiles ya que son desgarradoramente reales.

Otras listas de Las 10 de los 2010s:
- Las peores películas de la década
- Películas de comics
- Películas "underrated"
- Mejores actuaciones
- Películas animadas

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