jueves, 19 de julio de 2018

Reseña de Mamma Mia! Here We Go Again: ¿Por qué te sigo queriendo así?


   Normalmente, esta es la parte de nuestras reseñas que contendría algún tipo de ledo atractivo, una reflexión sobre una escena o tema destinada a atraer al lector y configurar lo que vendrá en el siguiente texto. En este caso particular, tal vez la respuesta más honesta a esta película es hacer lo que la misma hizo: prescindir de sutilezas, abandonar todo tipo de lógica y llegar a lo que la gente quiere. Así que aquí va: Mamma Mia! Here We Go Again es una de las más disparatadas y locas tonterías que estos escritores han tenido el placer de encontrar, y aunque llamarla una excelente película iría demasiado lejos, disfrutamos cada maldito segundo de ella.

   Avanzando y retrocediendo en el tiempo tipo The Godfather Part II, seguimos a Sophie (Amanda Seyfried) mientras se prepara febrilmente para la gran reapertura del hotel de su madre Donna (Meryl Streep), y a la joven Donna (Lily James) cuando descubre la isla en la que se encuentra su hotel. Allí, conoce a los tres jóvenes (Jeremy Irvine, Josh Dylan, Hugh Skinner) que más tarde se convertirían en los "tres padres" de Sophie (Pierce Brosnan, Colin Firth, Stellan Skarsgård respectivamente). Las aventuras de Donna y las luchas de Sophie son alentadas y relajadas por la amistad de Tanya y Rosie (Jessica Keenan Wynn y Alexa Davies en el pasado, y Christine Baranski y Julie Walters en el presente), las mujeres que componen el resto de Donna and the Dynamos.

Lo bueno

Ol Parker: El guionista y director inglés se hizo cargo de los deberes de director y ralentizó considerablemente el ritmo de "Mamma Mia!". En la primera, raramente había una escena en la que alguien corría, saltaba sin razón o literalmente saltaba de alegría. En Here We Go Again, que casi suena como una amenaza o, al menos, desconcertada, hay tiempo de inactividad y espacio para respirar. Esto no le quita absolutamente nada a la película. Al revez, nos deja internalizar y empatizar con los personajes con todo lo que les ocurre. Pero cuando tiene que meterle pepa con las canciones le mete al 110%. Las escenas musicales son mucho más cinematográficas en las manos de Parker en comparación a la primera entrega. Claramente, Parker era el director indicado para la secuela.

Lily James: Entre películas como Cinderella y Baby Driver, todavía estabamos esperando el rol que pusiera a James en la boca de todos. Es posible que este sea el rol. Es difícil escapar de la sombra de Meryl Streep, pero ella lo hace con facilidad. No solo coge los manerismos y el timbre de voz de Streep, pero hace el papel suyo. La joven es un bolita de energía que se vivió cada escena como si fuese la última escena que iba a hacer en su vida. Entre su voz, coreografía y actuación, podemos estar viendo una triple-threat en acción.

Cher: La leyenda que es Cher tiene un rol en esta película que parece más un cameo que cualquier otra cosa. Dicho esto, ella se come el papel de la matriarca de la familia Sheridan. Su química con los otros actores (especialmente uno en particular) esta en su punto. Nos hubiese gustado verla más en la película, considerando que esta es su tercera película en los últimos quince años (y una de ellas fue voice acting), pero ella casi se roba la película entera si no fuese por Lily James.

El resto del elenco: Lo entretenido de esta película se debe a las actuaciones de su elenco, compuesto por cantantes y no cantantes que, independientemente del nivel de habilidad, atacan con afecto y entusiasmo la música y la historia ridícula. Al igual que con la primera película, la exuberancia de Seyfried traerá incluso a los espectadores más vacilantes a bordo. Baranski y Walters una vez más prestan a la película algunas de sus risas grandes y su corazón al tratar las relaciones con mucho peso emocional. Brosnan, Firth y Skarsgård son innegablemente encantadores (y mientras Brosnan no cante mejor). Irvine, Dylan y Skinner hacen muy buenas imitaciones de sus contrapartes más viejos, especialmente Irvine al intentar de reproducir el acento de Brosnan. Andy García parece estar pasándola brutal y Meryl es Meryl. No hay nada más que decir.

No dejan a Pierce Brosnan cantar mucho: No hay nada malo en recalcar este punto. Esto, LITERALMENTE, fue el mejor regalo que nos dió la película. Si nunca lo habías escuchado cantar antes, escúchalo bajo tu propio riesgo.

Lo malo

No hay suficiente Meryl: Al igual que Cher, Streep no aparece mucho en la película. Lo cuál da pena considerando lo mucho que parecia que se estaba divirtiendo cantando y bailando en la primera entrega. Ahora sí, cada vez que aparece frente a la cámara es imposible mirar para otro lado, especialmente con un talento como el que ella tiene. No es por ser codiciosos pero solo queríamos un poquito más de una de las mejores actrices, sino LA mejor actriz, de todos los tiempos.

No son las mejores canciones de ABBA: Salvo algunas canciones que aparecieron en la primera como Mamma Mia! y Dancing Queen, las demás canciones no son exactamente las mejores canciones producidas por el grupo sueco. Claramente, esas se usaron en la original. Eso no quiere decir que no hay canciones buenas en esta película (Waterloo es espectacular y My Love, My Life es conmovedora), pero las demás claramente fueron las descartadas cuando se estaba escribiendo la obra. Parker hace que estas canciones resalten más de lo que deberían, pero eso no implica que sean buenas.

Lo feo

¿Era necesaria?: Esa es la pregunta. Mitad de la película literalmente fue explicada durante la primera entrega. ¿Era necesario ver a Donna y su ganga de jovenes? No. Entendemos que hay paralelos entre ella y Sophie en esos precisos instantes de su vida, pero la primera terminó con un broche de oro que el hacer esta casi deshacía todo el bien que hizo la original hace diez años en la mente del público que la fue a ver. Parecía una toma de efectivo de parte de Universal (la original recaudó $616 millones alrededor del mundo), pero una toma de efectivo divertida en general.

   Hagamos este punto muy, muy claro: esta no es una película que ganará un Oscar ni en sus sueños más personales. Las complejidades de la trama significan poco, y los inconvenientes de la historia de fondo importan aún menos. El punto es la fiesta; el objetivo es celebrar, incluso cuando el dolor o la angustia se afianzan en la vida. Es obvio y algo muy fácil de decir, pero se siente hasta bien decirlo, así que hagamos como Mamma Mia! y decilo como quiera: no se como resistirte.

Rating: B

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