viernes, 16 de octubre de 2020

Reseña de The Trial of the Chicago 7: El resurgimiento de un género semi-extinto

 


Hoy en día, el drama judicial es algo poco común en las salas de cine, con solo un puñado de estrenos de estudios importantes en el 2019 como Just Mercy y Marriage Story, que está muy lejos de la era clásica de Hollywood que incluía algunas de las mejores películas del subgénero. Películas premiadas y nominadas a un Oscar como Anatomy of a Murder, 12 Angry Men y To Kill a Mockingbird, todas estrenadas entre el 1957 y el 1962, hicieron del drama judicial un elemento de prestigio. El género se mantuvo estable, tanto en términos de calidad como de cantidad en la década de 1990 con una gran cantidad de títulos basados ​​en novelas de John Grisham como The Firm y más notablemente los éxitos de A Few Good Men del 1992 y Philadelphia del 1993. Sin embargo, incluso con esa década dorada, a principios del milenio comenzó una tendencia a la baja en los dramas judiciales con solo unos pocos lanzamientos como Michael Clayton (2007) y Erin Brockovich (2000) obteniendo el mismo nivel de prestigio en premios que las entradas anteriores en el subgénero. Con la televisión sosteniendo la antorcha del drama judicial con programas como Law and Order y la nueva versión de Perry Mason, surgió la duda de si había alguna película/estudio que pudiera revivir el género dentro de la industria del cine. El juicio de los 7 de Chicago, escrito y dirigido por Aaron Sorkin (quien también escribió la antes mencionada A Few Good Men), y Netflix bien pueden ser la respuesta que hemos estado buscando.

La película se desarrolla principalmente a raíz de la Convención Nacional Demócrata del 1968, lugar de disturbios y protestas contra la participación de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam. Siete personas, Tom Hayden (Eddie Redmayne), Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen), Jerry Rubin (Jeremy Strong), David Dellinger (John Carroll Lynch), Rennie Davis (Alex Sharp), John Froines (Danny Flaherty) y Lee Weiner. (Noah Robbins), están acusados ​​de conspiración para cruzar las fronteras estatales e incitar a la violencia durante la convención. A estos se le añade otro miebro, el líder del partido de los Black Panthers, Bobby Seale (Yahya Abdul-Mateen II), quien no tuvo absolutamente nada que ver con el caso sobre la mesa. Con el abogado William Kunstler (Mark Rylance) dirigiendo la defensa contra el equipo de acusación Thomas Foran (JC MacKenzie) y Richard Schultz (Joseph Gordon-Levitt), lo que sigue es un juicio agotador e infame en el que los denominados Chicago 7 buscan defender sus valores en un sistema que trabaja en su contra.

Lo bueno

Aaron Sorkin, libretista: Cuando tienes al escritor de películas como A Few Good Men, The American President, The Social Network y Moneyball y creador de la serie de televisión The West Wing escribiendo la película, casi siempre tienes un jonrón en tus manos (no soy un super fan de Molly's Game. Más de eso adelante). Con esta película, uno de sus mayores activos es, como era de esperar, el guión. El diálogo característicamente animado de Sorkin sale volando de la página mientras los actores se pelean verbalmente entre sí, lo que facilita que los espectadores se involucren en la narrativa. Un veterano del género del drama judicial (sobre todo con A Few Good Men), Sorkin se siente como en casa con este material políticamente cargado, logrando el equilibrio adecuado entre el entretenimiento puro y la seriedad del tema. Si bien algunos miembros del Chicago 7 tienen papeles más desarrollados que otros, Sorkin hace un buen trabajo al darle a cada miembro del elenco abarrotado la oportunidad de brillar, dando al público una idea de quién es cada persona como individuo. Cada miembro tiene sus rasgos únicos que los hacen destacar, haciéndolos completos como personajes.

El elenco: El excelente guión de Sorkin podría haber sido en vano si el elenco no estuviera preparado para el desafío, pero lo están. Debido a la naturaleza de conjunto de la película, es difícil identificar a uno o dos actores como estrellas indiscutibles, pero Redmayne y Cohen posiblemente tienen los papeles más sustanciosos entre los siete. Sus personajes representan dos ideologías contrastantes de la izquierda (el último es un líder hippie mientras que el primero tiene más "respeto" por la autoridad), lo que crea una dinámica fascinante que finalmente tiene una buena recompensa. Strong también causa una impresión memorable, esencialmente sirviendo como alivio cómico de la película con su gran química con Cohen. Frank Langhella también se la come como el muy parcial juez del diablo presidiendo el caso. Pero a quién también quiero destacar dentro del elenco es el actor en ascenso, Yahya Abdul-Mateen II, mejor reconocido por sus actuaciones en Aquaman y la serie Watchmen. Su trama es secundaria por naturaleza ya que Seale fue añadido al caso por razones que el juez solo sabrá, pero este le mete caliente a cada segundo que esta en pantalla. El material dado por Sorkin y la actuación de Abdul-Mateen II definitivamente le dan un trasfondo que sonará fiel a las audiencias de hoy, destacando tristemente lo poco que han cambiado las cosas en el país durante las últimas décadas.

Reviviendo un género: Es difícil escribir escenas de tribunales, porque evitar los clichés es como esconderse del oxígeno. Realmente no se puede volver a concebir las palabras y oraciones como "¡Objeción!", "Sostenido", "Anulado", "¡Orden! ¡Orden!" y "Que le plazca a la corte". Teniendo esto en cuenta, te darás cuenta de que te preocupaba mucho más la vida personal de un abogado que su destreza en litigios en cualquier drama judicial, ya que tiende a afectar la forma en que litigan en el tribunal en películas o programas de televisión como este. Basta con echar un vistazo a Atticus Finch en cualquier adaptación de To Kill a Mocking Bird, cualquier episodio de Ally McBeal y al personaje de Denzel Washington en Philadelphia, por nombrar un par de ejemplos. Sin embargo, Sorkin, que no tiene rival en su habilidad para escribir debates y discursos, se las arregla para refrescar esos viejos bancos, túnicas y mazos. Al recordar las declaraciones de Mark Zuckerberg en The Social Network, el escritor y director usa la sala del tribunal para contar la historia de los siete hombres, y su testimonio se convierte en una narración rápida e impulsada. Puede que esta película no sea la próxima 12 Angry Men cuando la miremos nuevamente en 10-20 años, pero Netflix está reviviendo este género de manera lenta pero segura, al igual que lo ha hecho con el género de la comedia romántica, con talento estrella detrás de escena con ambos Sorkin y el escritor/director de Marriage Story, Noah Baumbach.

El mensaje detrás de las palabras: Cuando se trata de dramas judiciales y Sorkin, uno podría conectar esta película con A Few Good Men. Sin embargo, las películas tienen una intención muy diferente, ya que la primera es un drama mientras que la última contiene elementos de suspenso significativos. El guión probablemente se acerque más a Charlie Wilson's War y Molly's Game en enfoque (si no específico). Aunque The Trial of the Chicago 7 tiene un mensaje serio, encuentra espacio para momentos de comedia (oscura) y humor (horca). El tono nunca es bromista, pero ciertos elementos, como las afirmaciones del juez Hoffman de que no está relacionado con uno de los acusados, rayan en lo absurdo. Si bien se han arreglado algunos aspectos de la historia, ese se ha establecido como parte del registro histórico escrito. Es uno de los detalles que hace que la película sea importante en lo que dice sobre la libertad y la democracia y agradable en la presentación de esos temas.

Lo malo

Aaron Sorkin, director: Después de Molly's Game en el 2017, pensé que la escritura de Sorkin estaba mejor servida por directores que no eran él. Su estilo con las palabras, en ese momento, no se tradujo en un estilo para las cámaras. El tipo nunóa llego a dirigir un episodio del show que creó (The West Wing) en el tiempo que el prestigioso programa estuvo en el aire (1999-2006), y eso estuvo en muestra durante Molly's Game. Y aunque Chicago 7 es una mejora en sus esfuerzos como director con respecto a la película anterior y muestra que aprendió de algunas de las cosas que pensé que no hizo bien anteriormente, sigo creyendo firmemente que Sorkin da un trabajo superior cuando crea y desarrolla el esqueleto de una película (el guión) para que otros cineastas la ejecuten y construyan el resto en lugar de que él mismo ejecute el resto del cuerpo (la película). El escritor trabaja mejor cuando tiene a alguien que lo refrena/desafía sus ideas sobre cómo hacer algo. Solo mire las películas que ha escrito exclusivamente: A Few Good Men y The American President (ambas dirigidas por Rob Reiner), The Social Network (David Fincher), Steve Jobs (Danny Boyle), Charlie Wilson's War (Mike Nichols) y Moneyball (Bennett Miller). Entre estos cinco directores tienes 13 nominaciones al Oscar y dos victorias (Nichols ganó el premio al mejor director por The Graduate y Boyle ganó el mismo premio por Slumdog Millionaire).  Ahora bien, esto no significa que no aprendió ningún truco del oficio de estos directores con los que ha trabajado anteriormente, solo digo que es un poco verde cuando se trata de dirigir una película.

Qué momento para que salga esta película. Hay tantas cosas en este año tumultuoso que se sienten perfectamente hechas para este año. Y, vaya, esta película, después de estar en proceso durante tanto tiempo con problemas de desarrollo con Steven Spielberg a la cabeza desde el 2006, llega en el momento adecuado. Es mucho lo que se puede decir, pero en un momento va más allá de una reseña y se convierte en un ensayo extenso sobre cuánto ha progresado y cuánto no ha progresado el sistema judicial en los últimos 50 años. Todavía estamos peleando la misma pelea que pelearon los abuelos de algunas personas cuando tenían 20 años. Puede ser deprimente, pero una película bien hecha como esta no solo puede mostrarle que las batallas no son nuevas, sino que vale la pena pelearlas y lo que, espero, lleve a la gente a investigar más historia de la que no se enseña. Esto podría haber terminado como una parte de 10 minutos de un documental de CNN un domingo por la noche. En cambio, The Trial of the Chicago 7 es una peliculaza, incluso con su mayor y honestamente única deficiencia. Netflix tiene otra película fuerte aquí para su repertorio y definitivamente debería ser una visita obligada siempre que tenga tiempo.

Rating: A

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