miércoles, 16 de octubre de 2019

Reseña de Maleficent: Mistress of Evil: Una mejora definitiva de la primera (pero eso no era difícil)


Seré el primero en admitir que pensé que la primera película de Maleficent fue un aburrimiento total y absoluto. Salvo por la actuación de Angelina Jolie y la escena del bautismo que sacaron directamente del clásico de Disney (desde una perspectiva diferente), la película fue un desastre completamente no inspirado que parecía que nunca se detuvo. Al el punto en que me quedé dormido, y esto no es una broma, cinco veces durante la misma presentación. Entonces, cuando El Ratón anunció que estaban haciendo una secuela, solo me vino a la mente el temor de sufrir una secuela de esa película. Dicho esto, después de salir del cine, puedo decir con seguridad que Maleficent: Mistress of Evil es una mejora definitiva sobre la primera entrega (aunque eso no es un gran desafío).

Mistress of Evil comienza cinco años después de los acontecimientos de la primera entrega, con Aurora (Elle Fanning) felizmente gobernando a los moros como su reina. Sin embargo, cuando el Príncipe Phillip (Harris Dickinson) le pide a Aurora que se case con él, se pone en marcha una cadena de eventos que cambiará la vida de todas las personas más cercanas a ellos y a todos sus reinos. Los padres de Phillip, el Rey John (Robert Lindsay) y la Reina Ingrith (Michelle Pfeiffer), invitan a Aurora y Maleficent a cenar, pero las cosas empeoran cuando esta última pierde los estribos y prohíbe el matrimonio. Maleficent huye y se refugia con otras hadas como ella, aprendiendo de Conall (Chiwetel Ejiofor) que los Dark Fae se están escondiendo de los humanos y algunos, como Borra (Ed Skrein), los obligarían a hacer la guerra a los humanos. Con la reina Ingrith avivando de manera similar las llamas de la guerra entre los humanos, los fae y la humanidad se precipitan hacia una batalla épica, y queda por ver si Aurora y Maleficent podrán detenerla, o si tomarán partido.

Lo bueno

Angelina Jolie: Desde su aparición en la primera entrega hace cinco años, Jolie se ha retirado detrás de la cámara, dirigiendo tres películas e ignorando ser principalmente el centro de atención. Eso le da a Malficent: Mistress of Evil algo de peso real ya que es la primera vez que la hemos visto en tanto tiempo. Es encantador tenerla de vuelta en un papel principal y, aunque el estrellato de Jolie a menudo ha sido definido por los dramas de las revistas que la rodean, es una actriz que puede convertir los guiones más delgados en algo convincente (piense en Salt o Wanted). Cada vez que está presente en Mistress of Evil, con pómulos sobresalientes y blancos perlados como colmillos, es imposible mirar hacia otro lado.

Los vestidos y el diseño de producción: Para ver mejor los mejores activos que tiene la película (aparte de Jolie y Fanning), uno debe mirar las partes estéticas porque son geniales. Ellen Mirojnick se supera por completo creando tres looks distintos para cada una de estas mujeres hermosas, poderosas e independientes en el corazón de la historia al definir a cada uno de sus personajes a través de hilos, joyas e incluso alas, similar a cómo hizo la vestimenta en The Greatest Showman. En igual escala de admiración, Patrick Tatopoulos merece algo de amor por el diseño de producción de esta película. No importaba si era los moros, la caverna de los faes oscuros o el reino de Ulstead, todo se sentía vivido con la historia dentro de cada pared, mesa, árboles, etc. Contrariamente a la creencia popular, a veces es importante ver el bosque por medio de los árboles y esta película muestra el por qué.

Lo malo

No sale mucho Maleficent: Para una película con el nombre de un personaje en el título, no hay mucho de ella dentro de la misma. Jolie no es una presencia constante en esta nueva película, ya que hay muchos asuntos urgentes que atender en los reinos vecinos de los moros (el reino de las hadas gobernado por Maléfica y la princesa Aurora) y Ulstead, una tierra militarista que es el hogar de Phillip. Mientras Aurora y Phillip planean su boda, la temida Maleficent es invitada a Ulstead para reunirse con los padres del príncipe y negociar relaciones diplomáticas. El único problema es que la madre de Phillip, la reina Ingrith (Michelle Pfeiffer), es una presumida supremacista humana que ve a Maleficent y sus súbditos mágicos como una plaga para erradicar. Además, conocemos a la raza de Maleficent y su cultura, así como una revolución política dirigida por los personajes de Ed Skrein y Chiwetel Ejiofor que esencialmente interpretan versiones de Malcolm X y Martin Luther King del mundo fae, respectivamente. Y todo esto tiene que resolverse de una forma u otra en dos horas. Al igual que The Lion King hace unos meses, la película intenta jugar con la geopolítica sin apegarse a uno o dos carriles. En cambio, los tres guionistas (Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue) quieren tenerlo todo haciendo un híbrido de Guess Who's Coming to Dinner/Meet the Parents/Game of Thrones/Selma que no funciona completamente dentro de uno guión.

Queen Ingrith: Es bien triste decir lo siguiente, pero el libreto le falla a Michelle Pfeiffer completamente. Ella hace lo mejor que puede con el rol que le dieron y, hablando claro, se nota que se lo está gozando de principio a fin y las escenas que ella comparte con Jolie son de las mejores que tiene la película ya que están a la par en cuanto a talento y experiencia. Pero el mero hecho que su personaje fue tan unidimensional en una época dónde estamos teniendo villanos tridimensionales como Thanos, Killmonger y Arthur Fleck no hay mucha excusa para tratar de buscarle la vuelta a los personajes. Es bien difícil no pensar que Ingrith es una de las peores villanas escritas del año (aunque el personaje de Jessica Chastain en Dark Phoenix le puede dar la competencia).

Lo feo

La resolución: Como cabría esperar, Disney no gestiona muy bien lo que solo se puede definir como genocidio. Obviamente, esto pasará por alto a los niños, pero para los padres que los llevarán a verla, será un poco difícil NO verlo. El problema con Mistress of Evil no es que aborde el tema del genocidio, sino que la resolución sea completamente sorda. Las consecuencias son barridas debajo de la alfombra. La forma ordenada en que concluye la película es ofensiva en su determinación de no ser ofensivo. No puede presentar un problema tan serio como este y luego concluirlo con todos cantando Kumbaya porque es totalmente irresponsable. Si la película estaba tratando de abordar temas actuales y delicados, esta definitivamente NO era la forma de hacerlo.

Habiendo entrado con las expectativas increíblemente bajas, me gustó la película lo suficiente como para recomendarla especialmente si te gustó la primera. Maleficent: Mistress of Evil no es una secuela "feel-good" con un romance conmovedor que uno encuentra dentro de un cuento de hadas al amplificar radicalmente la oscuridad dentro de la misma. Prepare a sus más chiquillos para una experiencia un poco más fuerte de lo normal. Me atrajo de formas que no esperaba (aunque el guión es bastante tosco), pero ciertamente no soy el público a quienes decidieron dirigir esta película.

Rating: C+

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