miércoles, 19 de diciembre de 2018

Reseña de Mary Poppins Returns: El poder de la magia y la imaginación

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En los años sesenta, Walt Disney (el hombre, mito y leyenda) puso en escena lo que muchos creen que es su obra maestra, Mary Poppins, basada en las historias y los personajes creados por la autora P.L. Travers. La película fue la sensación del bloque: la película más taquillera de ese año, nominada a 13 Premios Oscars (incluyendo Mejor Película) ganando cuatro de ellos (incluyendo Mejor Actriz para la incomparable Julie Andrews) y formando parte de la niñez de muchas generaciones. Ahora el estudio se dio la tarea gigantesca de hacer una secuela directa para una de sus películas más adoradas de todos los tiempos con actores y tecnología nueva 54 años después en Mary Poppins Returns.

La película, dirigida por Rob Marshall, se desarrolla en la década de los años 1930s durante la depresión en Londres, cuando los niños de la primera película, Michael (Ben Whishaw) y Jane (Emily Mortimer) Banks, crecieron y la casa en Cherry Tree Lane ahora está ocupada por Michael, sus tres hijos, y su ama de llaves Ellen (Julie Walters). Después de la muerte de la esposa de Michael, a este se olvidó de pagar un préstamo bancario y ahora la familia se enfrenta a perder su hogar.  Lo que hace que Mary Poppins (Emily Blunt) aparezca a no solo ayudar a los Bancos sino que también aportarles un poco de magia a sus (y, a través de la magia de las películas, nuestras) vidas.

Lo bueno

El poder de la magia y la imaginación: Mary Poppins Returns es una película sobre lo peligroso que puede ser dejar ir a las partes que nosotros como personas consideramos "infantiles" y la necesidad de volver a visitarlos de vez en cuando, especialmente en este momento con tanta división política, social, económica, cultural, etc. Esta película hace maravillas para poder encantar a la persona más cínica en la sala, simplemente mostrando cuán descaradamente imaginativa es con todas las situaciones que surgen para obtener la trama desde el punto A hasta el punto B en un dos por tres. Además, hará que esa persona que está apegada fielmente a la original poder añadirle una continuación orgánica a esa historia que ellos tanto aman.

Emily Blunt: ¿Ya podemos decir oficialmente que el 2018 es el año de Emily Blunt? Porque entre A Quiet Place y esta la actriz ha podido hacer dos de sus mejores papeles de su carrera. No podemos comenzar a explicar lo emocionante que fue verla interpretar a Poppins desde el momento que ella desciende de los cielos por medio de una chiringa/un cometa. El afecto distante de su niñera y su carácter fuerte se extienden desde el primer segundo que aparece en escena, y ella se sincroniza rápidamente dentro de los números musicales a la perfección. De haber alguna pregunta que ella pudiera cantar o bailar, esta película las contesta en un abrir y cerrar de ojos (aunque ya ella demostró que podía cantar en Into the Woods, también dirigida por Marshall). Para muchos el nombre Julie Andrews es sinónimo con Mary Poppins (y para nosotros todavía lo es), pero ¡wow! Blunt se roba el show en un abrir y cerrar de ojos. No se sorprendan si su nombre aparece entre las actrices nominadas para el Oscar cuando llegue enero. 

Lin-Manuel Miranda: Todos sabemos que Miranda sabe cantar, bailar, escribir y componer canciones (si no has escuchado el álbum de Hamilton, te invitamos a abrir este link). Lo que no sabíamos era si su talento teatral podía trasladarse al cine. Bueno, esa pregunta ha sido respondida con un gran sí. Como Jack, un personaje paralelo a Bert (Dick Van Dyke) de la película original, el astroboricua domina la pantalla al llenarla de energía pura. Su canción principal, Trip a Little Light Fantastic, es un gran showstopper que merece ser visto en la pantalla grande para apreciarla completamente y el simplemente parece que está pasándola increíble con una canción que parece escrita para Gene Kelly en los años 1940s. Ya Miranda enseño que puede dominar tanto el teatro como la pantalla grande y, al paso que va, solo falta que domine el universo.

Ben Whishaw: Este va a ser de los menos mencionados en las bocas de muchos, así que queremos darle un poquito de cariño al actor que interpreta a Michael. Quizás por nombre no lo conozcan, pero sí lo has visto como Q en las últimas dos películas de James Bond y escuchado como la voz de Paddington en esa serie de películas familiares. En esta, Whishaw prácticamente toma las riendas de las escenas más dramáticas de la película al convertirse viudo recientemente con tres hijos por cuidar. Pero lo más hermoso de su interpretación es que no es una recreación del desarrollo de su padre en la primera película de un hombre que no le hace mucho caso a su familia, sino que se desvive por ellos y que está tratando de buscar algún tipo de sanidad en un mundo que se le está cayendo en cantos. Ojalá que se le brinde más oportunidades para seguir demostrando que puede dar la talla. 

La música: Vamos a hablar claro: aparte de Trip a Little Light Fantastic, no hay un Supercalifragilisticexpialidocious o un Chim Chim Chiree en este álbum y en un año con Bohemian Rhapsody y A Star is Born con albums excelentes esto hace que baje un poco en nuestra lista. Sin embargo, la música es bastante buena para poder darle un poquito de cariño en esta reseña. La banda sonora compuesta por March Shaiman sí se lleva enredado a las canciones originales que este y Scott Whitman crearon al darle ese toque extra de fantasía y magia que la película emite por la pantalla.

Lo malo

Topsy: Si hay una (UNA) escena que nosotros podríamos decir que pudo haberse eliminado de la película, es la de la prima de Mary Poppins, Topsy. No es por la actriz que la interpreta ni por la canción que esta canta. Es más por el mero hecho de que no tiene nada que ver con el resto de la historia y pausa cualquier tipo de desarrollo narrativo que la película estaba teniendo en esos instantes.

Lo maravilloso de estos Poppins es que es tan infecciosamente innata que conquistará a los cínicos y encantará a los fieles. ¿Hará que la gente se olvide del original? No, y probablemente no lo hará. ¿Sigue siendo una buena película? ¡Sí, y bastante! En un mundo de franquicias, reboots y reciclaje de ideas para generar dinero fácil (y todas las películas son creadas para generar dinero. Solo debatimos aquellas que se hacen por todas las intenciones incorrectas), Mary Poppins Returns, al menos creativamente, es la secuela menos cínica que hemos visto en mucho tiempo. ¿Y qué hacemos con todo eso? Creo que Mary misma lo dice mejor: "Estamos al borde de la aventura, niños. No lo arruines con demasiadas preguntas".

Rating: A

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